Dimas J Pettineroli
Me han pedido que escriba sobre varios temas. Y eso es muy bonito, pero también complicado a la hora de escoger.
Entonces, hice un sondeo y ganó ampliamente estas visión que nos lleva a sentenciar que la desilusión, en todos los planos, lleva a la desesperanza, y a partir de ahí cualquier crisis puede acontecer.
Una definición sencilla nos dice que “Desilusión es la pérdida de la esperanza, especialmente de conseguir una cosa que se desea, o de la ilusión al saber que algo o alguien no es como se creía.”
Sin dudas la cuestión va del terreno pasional romántico, al conflicto político que quema gente o al económico que acaba con proyectos que parecían tener buen planeamiento.
Algunas personas creen que el momento en el que su corazón está roto es lo peor que le han pasado en la vida y que nunca llegarán a sobreponerse de esa situación. Afortunadamente el sentimiento de dolor intenso es momentáneo y el vivirlo forma parte de sus circunstancias.
Algo parecido ocurre en Política. De pronto acontece algo totalmente imprevisto, y un ideario, una convocatoria que parecía perfecta, pura, sin manchas, se desmorona porque algunos miembros del grupo fallaron en algo fuerte. Y esa falla, para que sea parecida a un sismo, tiene que tener un perfil muy diferenciado. Básicamente tiene que pertenecer a la familia de los delitos sexuales graves o a la corrupción.
He publicado artículos diciendo que para que la condena destructiva la corrupción debe será gravísima, tipificada básicamente como delitos de orden privado como violación o abuso. Los henos visto mucho en los últimos dos años en USA, ente grandes personajes del mundo del cine que fueron defenestrados y algunos estuvieron algunas horas presos. Mucho dinero, miedo y poder en juego.
A los demás delitos, los de tipo material, se diluirán y luego se olvidarán en medio de juicios y apelaciones extremadamente largas y burocráticas que desnaturalizan el rol de la Justicia independiente. Lo vemos en Argentina, en Brasil y Perú.
Y ahí aparece la desesperanza. Que es la actitud o estado anímico en el cual la persona pueda hallarse deprimida a causa de haber perdido, o sentir haber perdido la posibilidad de lograr algo. Haber perdido la esperanza. Ha perdido su inmensa Fe en quienes lo lideran y lo habían convencido de que tenían las claves para solucionar todo.
Esto es muy lamentable porque se daña el tejido social, aparecen grietas intestinas y surge algo que apareció en Argentina en 2001. El concepto “Que se vayan todos” que acabo con el gobierno democrático de Fernando de la Rúa.
Ahí estaba la foto de una mega desesperanza que abarco a todos los estratos de una Nación políticamente educada, y que de pronto la cruel situación económico-social lo llevo a una violencia callejera que lo remonto a 1945 y que barrió a un Jefe de Estado y luego se devoro a 4 más en 10 días. Anarquía total.
Es que a veces la desilusión le rompe el corazón a una dama, y, en otras, le estruja el alma a un país.
Saludos cordiales.