China reportó más de 100 nuevos casos de COVID-19 por sexto día consecutivo, y las crecientes infecciones en el noreste alimentan las preocupaciones de otra ola nacional cuando cientos de millones viajan para el feriado del Año Nuevo Lunar chino.
Los nuevos y estrictos controles en la ciudad de Gongzhuling en la provincia de Jilin, que tiene una población de alrededor de 1 millón de personas, eleva el número total de personas bajo bloqueo a más de 29 millones.
Según el periódico Global Times, al menos 11 regiones en las provincias de Hebei, Heilongjiang y Jilin han impuesto bloqueos y han implementado extensos programas de prueba.
La Comisión Nacional de Salud informó 109 nuevos casos de COVID-19 para el 17 de enero, sin cambios desde el día anterior. De las 93 infecciones locales, 54 se produjeron en Hebei, que rodea a Beijing.
Las autoridades de Hebei prometieron el lunes castigar las violaciones del encierro, incluida la celebración ilegal de bodas o funerales, dijo la agencia de noticias Xinhua.
La provincia nororiental de Jilin también informó un récord de 30 nuevos casos, lo que subraya el riesgo de que surjan nuevos conglomerados.
Los aumentos diarios siguen siendo una fracción de lo que vio el país en el punto álgido del brote a principios de 2020, pero a los funcionarios les preocupa que las infecciones se propaguen rápidamente por todo el país durante las vacaciones del Año Nuevo Lunar en China en menos de un mes.
A pesar de las restricciones de viaje, China Railway Corporation espera alrededor de 296 millones de viajes de pasajeros por ferrocarril durante el receso del Año Nuevo Lunar, en comparación con 410 millones en 2019.
Shanghai es una de las muchas ciudades que ofrecen incentivos económicos para que los trabajadores migrantes no viajen a casa.
El centro de fabricación de Yiwu en la costa este de China también está introduciendo subsidios, incluidas reducciones de alquiler, para alentar a los trabajadores a quedarse quietos durante las vacaciones.
El jefe de la oficina de estadísticas de China, Ning Jizhe, dijo el lunes que el impacto general del actual resurgimiento del COVID-19 en la economía del país sigue siendo controlable.
Pero aunque Xinhua advirtió a los gobiernos locales que no «gritaran lobo», muchos han estado introduciendo nuevos bordillos.
Beijing, que reportó dos nuevas infecciones locales, ahora requiere que los viajeros del extranjero se sometan a controles de salud durante siete días adicionales luego de 21 días de observación médica, informó Xinhua el sábado.
La ciudad de Gongzhuling dijo el lunes que está «estrictamente prohibido» que cualquiera salga a menos que esté programado para hacerse una prueba de COVID-19 en un sitio designado.
Se cree que el brote en Jilin fue causado por un vendedor infectado que viajaba hacia y desde la provincia vecina de Heilongjiang, el sitio de un grupo de casos anterior.
Xinhua dijo en un comentario el lunes que los nuevos grupos de infección fueron causados por actividades sociales en áreas rurales y una falta de conciencia a nivel de base, creando «focos» para la rápida propagación del virus.
El número total de casos confirmados de COVID-19 en China continental es de 89,336, mientras que el número de muertos se mantuvo sin cambios en 4,635. Los datos excluyen los casos de Macao y Hong Kong, que son ciudades chinas pero informan nuevos casos de forma independiente, y el Taiwán autónomo que China afirma como propio.
Representantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijeron el viernes que su equipo de investigación en China ha iniciado conversaciones con sus homólogos chinos a través de una videoconferencia, ya que permanecen en cuarentena.
NAD
